El mapa de espacios cardioprotegidos en España es insuficiente, pese a que en los últimos años se hayan implantado más desfibriladores fuera del ámbito sanitario. En 2018 se cifraban en un total de 23.000, lo que supone que existen cinco dispositivos por cada 10.000 habitantes. Sin embargo, esta cantidad no termina de ser del todo eficaz, ya que continúan falleciendo en España por muerte súbita 30.000 personas anualmente.

Las estadísticas son medianamente positivas, debido a que ha habido un aumento progresivo de la cantidad de desfibriladores en espacios que no son sanitarios. En 2016, España contaba con tres desfibriladores por cada 10.000 habitantes, mientras que en 2018 aumentó a cinco dispositivos. No obstante, en otros países europeos, como Francia, Holanda o Suecia, la cifra es aún mayor, por lo que España se encuentra a la cola.

Probabilidades de sobrevivir, sin secuelas, a una PCEH

Ello provoca que en España las probabilidades de sobrevivir sin secuelas a una Parada Cardíaca Extrahospitalaria (PCEH) oscilen entre el 5% y el 11%. En los países nórdicos esta cifra se sitúa en torno al 30%, llegando incluso a superarse en ciertas naciones.

Asimismo, dentro de España encontramos que hay comunidades autónomas más cardioprotegidas que otras: Madrid se constituye como la que posee más desfibriladores, concretamente uno por cada menos de 1.000 personas; mientras que La Rioja cuenta, tan solo, con un desfibrilador por cada 10.000 habitantes.

La Sociedad Española de Cardiología (SEC) insiste en que la cantidad de desfibriladores instalados en España fuera de espacios sanitarios sigue siendo insuficiente. Además, a esto se le añade el inconveniente de que no se ha llevado a cabo ningún registro, por lo que no se sabe dónde están ubicados. Por todo ello la sociedad lleva años pidiendo un Plan Interministerial de Atención a la parada cardíaca, entre cuyas medidas se haya el registro nacional de PCEH.

Escasa formación en reanimación cardiopulmonar

Además, la sociedad pone de relieve la escasa formación en técnicas de reanimación cardiopulmonar que existe en nuestro país. Por su parte, la heterogeneidad en cuanto a las normas regulatorias sobre este ámbito es otro de los inconvenientes ante los que nos enfrentamos. Esto depende de las autonomías, por lo que, actualmente, tan solo Andalucía, Asturias, Canarias, Madrid, País Vasco y la Comunidad Valenciana consideran obligatorio la instalación de estos aparatos en espacios públicos.

No obstante, sí es cierto que se han realizado algunos proyectos que faciliten la localización de desfibriladores en espacios públicos. Un ejemplo de ello es el desarrollo de la aplicación para teléfonos móviles llamada Ariadna. Esta consiste en un mapa colaborativo de dichos aparatos en España. Aquellas personas que la tengan descargada podrán añadir dónde hay un desfibrilador en el caso de que encuentren uno que no ha sido registrado previamente. Básicamente es una aplicación que fomenta la participación ciudadana otorgando a la sociedad la facilidad de encontrar un desfibrilador en el caso de que sean testigos de una parada cardíaca.