Una parada cardíaca supone la interrupción mecánica del corazón. Este deja de latir y puede ocasionar la muerte de la persona que la sufre si no se llevan a cabo ciertas medidas como una reanimación cardiopulmonar (RCP) o el uso de un desfibrilador. El problema reside cuando se trata de una parada cardíaca extrahospitalaria (PCEH).
Normalmente, un 40% de las PCEH no se atiende antes de que lleguen los servicios de emergencia.
Los efectos de la pandemia
Sin embargo, durante el estado de alarma, decretado por la pandemia de la COVID-19, los datos empeoraron: el número de personas que sufrieron una PCEH y no recibieron una RCP aumentó en un 15%. Estos datos son recogidos por la Fundación Española del Corazón (FEC) de una investigación publicada por el New England Journal of Medicine. Dicha investigación pone de relieve la correlación entre el aumento de las PCEH y la COVID-19 en la región italiana de Lombardía.
En esta se evidencia un aumento de 133 casos más en los 40 primeros días del brote la COVID 19 (del 21 de febrero al 31 de marzo de 2020) comparado con el mismo periodo del año anterior. Es decir, en 2019, en este periodo hubo un total de 229 PCEH, mientras que en 2020 fueron 362 casos.
“De los 362 casos de PCEH en 2020, 103 tenían o habían recibido un diagnóstico confirmado de COVID-19. Estas cifras representan un aumento del 77,4% de PCEH. La incidencia acumulada de PCEH en 2020 estuvo fuertemente asociada con la incidencia acumulada de COVID-19 en relación al número de casos de PCEH en 2019 cuando no existía COVID-19”, afirma la FEC.
Disminuyen las RCP
Paralelamente, un estudio realizado en Estados Unidos, en el cual se analizaron las regiones de Oregón y California, demostró un descenso de la supervivencia ante las PCEH pasando de un promedio de 14,7% en 2019, a 7,9% en 2020. Los autores del estudio afirmaron que una posible causa de ello sería la disminución de la realización de RCP por parte de los testigos (de un 61% en tiempos pre-pandémicos a un 51%). Asimismo, se reveló un aumento de PCEH en los domicilios de los pacientes (un 76% de las paradas cardíacas se produjeron en los domicilios durante la COVID-19) debido, seguramente, al confinamiento, lo cual explica a su vez la disminución de RCP uso de Desfibriladores Externos Automáticos (DEA).
Estos datos recogidos de Estados Unidos e Italia se encuentran en sintonía con los recogidos en Francia, lo cual demuestra que se trata de realidades extrapolables. En este país la incidencia de PCEH se duplicó durante las primeras semanas del confinamiento. El estudio llevado a cabo en la república francesa demostró una disminución de las RCP realizadas por los testigos y, además, una bajada de la proporción de los pacientes ingresados con vida tras sufrir una PCEH: del 22,8% al 12,8%.
Se debe recalcar que, tras una parada cardíaca, cada minuto cuenta y disminuye las probabilidades de supervivencia entre un 7 y un 10%. Una rápida actuación por parte de los testigos puede salvar la vida de la persona infartada, por ello es necesaria la formación en RCP y la presencia de desfibriladores en diversos espacios públicos con el único propósito de salvar vidas.